Ferrari no tiene previsto alterar sus planes de producción ante la amenaza de nuevos aranceles a las importaciones de sus coches al mercado de Estados Unidos.

“No vendo coches, vendo motores. El coche lo regalo, el motor tiene que ir montado en algún sitio”. Enzo Ferrari fue fiel a los principios y valores de la compañía, y los sostuvo hasta el último día, el 14 de agosto de 1988. Han pasado 36 años y el mundo del automóvil ha cambiado mucho debido, en parte, a la globalización del sector, aunque en Ferrari seguirán siendo fieles a sus orígenes.

Los fuertes vientos de cambio que se están viviendo en la industria del automóvil en los últimos años, con el coche eléctrico en el centro del huracán, han generado todo tipo de estrategias de producción que hace tres décadas y media nadie podría ni tan siquiera imaginar.

Por ejemplo. Los fabricantes occidentales han encontrado en China el lugar donde producir coches a bajo coste, a pesar de que tendrán que sufragar los gastos de importarlos de nuevo a Europa. Por su parte, China se está viendo obligada en cierta medida a fabricar sus coches en el Viejo Continente si quiere sortear los fuertes aranceles a las importaciones impuestos por la Comisión Europea.

Esto nos ha llevado a ver cómo muchos fabricantes europeos tienen plantas de producción en el país asiático, mientras que en China ven con buenos ojos fabricar sus modelos en Europa, como hemos podido comprobar con Chery y las antiguas instalaciones de Nissan en la Zona Franca de Barcelona, así como el interés que muchos fabricantes chinos están mostrando por la industria española.

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Ferrari no va a mover su producción de Italia a pesar de la amenaza de aranceles a las importaciones

Y en medio de toda esta vorágine de fabricación cruzada de automóviles, nos encontramos a Ferrari. La firma italiana, lejos de pensar en ensamblar sus coches en China o en cualquier otra región del planeta donde la mano de obra sea más barata, acaba de afirmar que sus exclusivos superdeportivos se seguirán fabricando en Italia.

Vendemos coches en Estados Unidos, pero los fabricaremos en Maranello”, dijo Benedetto Vigna, director general de la compañía, en una conferencia en Nueva York organizada por Reuters. Vigna hizo esta afirmación en respuesta a una pregunta sobre si Ferrari se planteaba la posibilidad de trasladar la producción a América del Norte.

La pregunta, más allá de generar un titular, buscaba dar respuesta a de qué forma tiene previsto Ferrari esquivar los aranceles a las importaciones que el presidente electo Donald Trump prometió imponer una vez ganara las elecciones y llegase a la Casa Blanca para asumir el que será su segundo mandato al frente del país.

Trump ya ha propuesto un arancel del 25% a las importaciones procedentes de México y Canadá, así como un arancel adicional del 10% a los productos chinos. Esta iniciativa podría acabar con otro arancel a los productos procedentes de Europa, lo que sin lugar a dudas acabaría afectando a los intereses de Ferrari.

Sin embargo, la posición ventajosa de la firma de Maranello impide que la posibilidad de enfrentarse a aranceles para seguir comercializando vehículos en el mercado estadounidense se convierta en un mal mayor.

Esto se debe, principalmente, a que Ferrari, a diferencia de otras marcas de gran volumen, ocupa una posición valiosa en la que la demanda de sus vehículos supera la oferta. Al mismo tiempo, sus clientes no son sensibles a los precios, teniendo en cuenta que sus modelos se venden por cientos, e incluso millones, de euros; otorgando a la compañía grandes márgenes de beneficio en cada venta.

“Nuestra cartera de pedidos es bastante sólida”, dijo Vigna. “[Trump] decide qué hacer [en Estados Unidos], nosotros nos adaptaremos a esas nuevas reglas”.

A diferencia de Ferrari, muchos son los fabricantes de coches que, al verse afectados por los aranceles a las importaciones que ya se fijaron en la anterior administración del presidente Joe Biden, han visto alterados sus planes de producción y comercialización de vehículos.

Marcas como Polestar o Volvo, propiedad del grupo automotriz chino Geely y que concentran gran parte de su producción en el país asiático, están cambiando de ubicación los centros de fabricación de los modelos que se importan a Estados Unidos, como es el caso del Polestar 4 en Corea del Sur o del Volvo EX30 en Bélgica.

Etiquetas: Industria Vendetucoche


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